El artículo de Paco

17.01.2014 10:57

Paco, el bibliotecario de Ossa De Montiel nos sorprende escribiendo un artículo sobre lo importante que es la lectura para él y que todo el mundo debería coger el hábito de leer, no solo por entretenimiento, sino por diversión y por tener una buena sensación dedicándole tiempo a la lectura. También nos recomienda libros que podemos leer.

 

¿Para qué leer?

Para entretenernos tenemos la TV, la Nintendo, Plays y otras máquinas; para el aprendizaje Internet (ahí está todo)... ¿Para qué necesitamos leer entonces? Decir que la Lectura es el Pilar Básico del Sistema Educativo desde luego no es suficiente. Decir que sin la lectura no es posible acceder al resto de las materias, quizá tampoco. Decir que la Lectura sirve para hacer que nuestro cerebro funcione mejor, quizá no se termine de entender bien. Sí podríamos decir que la lectura nos sirve para vivir otras vidas, para hacer la nuestra mucho más rica, para conocer otros mundos, otras épocas, otras personas, otros lugares; esto sí es posible que se entienda algo más, pero desde luego tampoco será suficiente. La Lectura requiere esfuerzo, no se llega a ella sin una cierta dificultad, y es necesario un “entrenamiento”; que además debe ser diario, que además debe ser voluntario, y además es una actividad que se debe entender como algo placentero. Todo lo cual es bastante complicado, desde luego.            

 

No vamos a descubrir nada; la única forma de llegar a la lectura como algo cotidiano es LEER, no hay atajos. Y para ello es necesario crear un “ambiente” adecuado. En la familia, en el instituto, en la calle… Lo demás será ir poniendo parches, uno tras otro. El joven debe ver la Lectura como algo que forma parte de su vida, como un juego más, algo cotidiano que no sólo encuentra en el Instituto y en el Sistema Educativo. Lo debe encontrar en su Entorno Natural: La casa, la calle, el parque, sus lugares de encuentro…Y, desde luego, no lo debe relacionar sólo con algo que tiene que ver con el instituto, con su curso escolar. La Lectura debe salir de ahí (aunque éste, con la familia, sean sus lugares de referencia) y ocupar la calle, los parques, las piscinas en verano, los pabellones polideportivos, las estaciones, los hospitales…            

 

Alfredo Gómez Cerdá decía en una ocasión que en estos momentos la Lectura es un acto de absoluta rebeldía. Debemos contar a nuestros adolescentes, como nos dice este autor, que no es un acto de rebeldía quemar un contenedor, decir diez tacos cada dos frases, o ponerse hasta arriba en cualquier plaza y dejar después vasos y botellas alrededor de los contenedores, sin acertar en ellos ni con unos ni con otras. El embrutecimiento no es un acto de rebeldía, sí un acto de sumisión, que interesa a quienes de verdad ostentan el poder, a quienes nos venden marcas, ordenadores o móviles  que quedan obsoletos a los tres meses... Quienes deciden lo que tenemos que pensar, cómo tenemos que vestir, qué música oír…Todo lo que debemos comprar como consumidores obedientes y sumisos. Estos sí son de verdad los poderosos, y a quienes no les va a interesar para nada que los niños, los jóvenes y los adultos lean. Contra estos la Lectura es el mayor acto de rebeldía.           

 

Si es posible que un muchacho de Finlandia lea, sin que le obliguen, uno o dos libros a la semana, ¿por qué en España esto no es posible? Si es posible hacer que un niño de diez años sienta la necesidad compulsiva de comprarse esas zapatillas de marca, esa Nintendo o esa Play, ¿por qué esto no se puede lograr con la Lectura? Las grandes campañas de marketing no deberían existir sólo para vender zapatillas. Quizá el Ministerio, o las delegaciones de Cultura, deberían contratar a algún creativo publicitario de campañas exitosas dirigidas a adolescentes y que éste nos ilumine. Cuando paseamos por la playa vemos en ocasiones (no demasiadas, también es cierto) a algún muchacho leyendo en la terraza de un bar; si nos acercamos, descubriremos que nunca, o casi nunca, es español; suelen ser muy rubios y con los ojos claros.La Lectura es una gran asignatura pendiente en nuestro país, y corremos un grave peligro en estos momentos, las alternativas son demasiadas y todas ellas, en principio, más atractivas que el Libro. Es necesario que todos los estamentos se unan haciendo ese gran Pacto por la Lectura para lograr que, algún día, sean nuestros hijos quienes lean en la terraza de algún bar de cualquier lugar de España, o de otro país.           

 

Una Sociedad No Lectora es una sociedad muy fácil de manipular. Todo está inventado, y a veces nos cuesta creer que de verdad se esté haciendo todo lo posible desde la Administración para conseguir que la gente lea. No podemos pensar mal, a nadie se le pasaría por la cabeza que los ministros de Educación y Cultura se dediquen a poner trabas a la Lectura. Pero, desde luego, una sociedad culta y con un elevado nivel de Educación no aceptará ningún tipo de manipulación; y algunas de las cosas que ocurren en nuestro país, quizá no ocurrirían. Pero, si bien no vamos a ver a nuestros ministros de Educación y Cultura poniendo esas trabas, quizá sí ocurra desde otros estamentos más poderosos que el político donde sólo importa hacer “caja”.           

 

Podemos afirmar que una Sociedad con un elevado nivel educativo y cultural será también, con toda seguridad, una sociedad más rica, más igualitaria, con más servicios y mejores accesos a ellos, con una mayor preocupación por el Medio Ambiente, por nuestro Patrimonio, por el cuidado de nuestros pueblos y ciudades…, en fin, una Sociedad Mejor y más justa. Para ello debemos trabajar.

 

 

ALGUNAS RECOMENDACIONES:

  • El libro salvaje, de Juan Villoro (12 años)
  • Mi hermano y yo, de Isabel Clara Simó (Algar-14 años)
  • El chico de la ventana, de Silvia Corella Pla (San Pablo-14 años)
  • Brillante como una cacerola, de Amèlie Nothomb (Alfaguara-Juvenil)
  • Un niño prodigio, de Irène Némirovsky (Alfaguara-Juvenil)
  • El nombre del viento, de Patrick Rothfuss (Plaza&Janés-Juvenil)
  • El 35 de mayo. Erich Kästner
  • Aventuras de la mano negra. Hans Jürgen Press
  • Bambulo. Bernardo Atxaga
  • Billy y el vestido rosa. Anne Fine
  • Las brujas. Roald Dahl
  • Charlie y la fábrica de chocolate. Roald Dahl
  • El cuaderno de hojas blancas. José María Merino
  • Cuentos para jugar. Gianni Rodari
  • Cuentos por teléfono. Gianni Rodari
  • El fantasma de Canterville. Oscar Wilde
  • La guerra de los botones. Louis Pergaud
  • Konrad. Christine Nöstlinger
  • Manolito Gafotas. Elvira Lindo
  • Matilda. Roald Dahl
  • Memorias de una vaca. Bernardo Atxaga
  • El misterio de la isla de Tökland. Joan Manuel Gisbert
  • Momo. Michael Ende
  • El pequeño Nicolás. René Goscinny
  • El pequeño vampiro. Ángela Sommer-Bodenburg  

 

 

 

Paco Alfaro García, Biblioteca “Federico García Lorca”, Ossa de Montiel